viernes, 8 de abril de 2011

Hegel y Aristóteles

Es un tópico habitual entre los historiadores de la Filosofía alemana considerar a Hegel como la culminación de la Filosofía Moderna y ponerlo en comparación con lo que significó Aristóteles para la Filosofía Antigua. Se le ha denominado, en tal sentido, el "Aristóteles alemán" ya en vida por algunos de sus seguidores. El propio Marx, como integrante de la denominada "izquierda hegeliana", se hace eco de ello, tomándose en serio tal denominación en su tesis doctoral (Ver David Mac Lellan, De Hegel a Marx, A. Redondo Editor, Barcelona, 1972, p. 80 s.s.). Hegel, con su Sistema especulativo, marcaría, para Marx, el final de una época clásica y el comienzo de otra bien distinta, la época que denominamos de la Filosofía Contemporánea, de la misma manera que Aristóteles, con su obra filosófica enciclopédica, fue la culminación especulativa de la Filosofía clásica griega situándose a las puertas de una época nueva, la época alejandrina o helenística, que sucedió a la anterior y que marcó el predominio de los intereses filosófico prácticos de las nuevas escuelas de los estoicos, epicúreos, etc. El marxismo, el vitalismo, el positivismo o el existencialismo, serían el equivalente moderno de tales escuelas helenísticas igualmente orientadas más a la acción que a la pura especulación.

Esto es de sobra conocido. Lo que falta precisar es en que sentido, no meramente histórico y externo, se puede captar la semejanza entre Hegel y Aristóteles. Y así, desde un punto de vista internamente filosófico, creemos que la grandeza de ambos filósofos reside en haber elaborado una concepción de la realidad bajo la forma de una estructura muy simple, pero que permite aplicarla a todas las cosas existentes, cerrando una comprensión racional y global muy difícil de superar. De hecho, la filosofía aristotélica fue insuperada en su estructura fundamental durante siglos. De la filosofía de Hegel también se dice (como hizo Derrida) que toda la rebelión filosófica contemporánea contra ella es una tarea vana, pues al final cuando los rebeldes creían haberse liberado de Hegel definitivamente, este se les atraviesa de nuevo al doblar cualquier esquina. Prueba de ello sería que la propia rebelión marxista habría también fracasado con el triunfo de la democracia liberal y la vuelta a Hegel que preconiza Fukuyama. Pero veamos, entonces, cual es esa poderosa estructura que habrían creado ambos grandes filósofos.

En el caso de Arístóteles es la Idea de Substancia individual entendida como compuesto hilemórfico. Frente a Platón, sostuvo que las Formas o Ideas no existen separadas de la materia y en otro mundo, sino que las propias sustancias individuales, los seres existentes son compuestos de Materia y Forma. Esta concepción de la Substancia pudo haberla tomado Aristóteles de la observación de actividades artesanales tan humildes y cotidianas como la alfarería en las que se modela o se da forma a una materia primero informe, como el barro. Pero su interés reside en que Aristóteles consigue aplicarla a modo de repetición fractal a todas las partes o estratos en que se presenta la realidad. De tal modo que, cuando considera los objetos físicos, los entiende como compuestos de materia y forma. Cuando trata de los seres vivos, los interpreta como compuestos de cuerpo (materia) y alma (forma). Al tratar de una entidad social, como una Ciudad-Estado, la entiende como constando de una materia, el cuerpo civil de los ciudadanos organizado según una forma determinada de Estado (Monarquía, Oligarquía o Democracia). De este modo, Aristóteles consiguió elaborar una visión de la realidad que abarcaba de forma racional todo lo que existe. Incluso pensó la Idea de Dios como una entidad inmaterial especial, como Forma Pura separada de toda materia.

En el caso de Hegel, la Idea fundamental no es la de una Substancia estática, sino la de una Substancia dinámica, la de un Ser que es Sujeto, algo cuya existencia consiste en devenir, en realizarse en un proceso temporal. Lo expresa muy bien el propio Hegel en el Prólogo a su obra más famosa, la Fenomenologia del Espíritu, cuando dice que de lo que se trata es de entender lo que existe absolutamente, esto es, el verdadero fondo último de la realidad, no solo como Substancia sino también y principálmente como Sujeto, como Espíritu (Geist). Pero la esencia de las realidades subjetuales no se capta a través de divisiones estáticas como la del hilemorfismo aristotélico, sino de divisiones dinámicas dadas en el tiempo. Parece ser que Hegel se inspiró para sacar la estructura esencial de los procesos subjetuales en su predecesor Fichte, el cual postulaba la dialéctica de la Tesis-Antítesis-Síntesis para entender la realidad ( aunque Hegel modificaría este esquema fichteano) y en la observación de los procesos revolucionarios, como el que ocurrió en la vecina Francia en su juventud, en los que aparece una lucha o movimiento social por el se pasa de una situación (la Monarquía borbónica) a su contraria ( la Convención del terror jacobino) tras la cual viene una superación del terror (el Directorio de Thermidor). Hegel entiende tal proceso político como siguiendo un orden lógico ternario que proyectará frac- tálmente a toda la realidad. Heráclito con su panta rei (todo fluye) es preferido por Hegel al fijismo parmenideo de Aristóteles.

Pero de un modo fractal similar al de Estagira, Hegel usará esta estructura ternaria básica para organizar toda la realidad al modo repetitivo del todo en las partes. Así divide su Sistema en tres partes, siguiendo tal orden dialéctico: Lógica, Naturaleza y Espíritu, que representan tres fases por las que pasa la consideración de la realidad identificada con la racionalidad ("todo lo real es racional y todo lo racional es real" afirma Hegel), En si (Lógica), Fuera de sí (Naturaleza) y En y para sí (Espíritu). A su vez la Lógica se subdivide en tres partes: la Lógica del Ser, de la Esencia y del Concepto. La Naturaleza se estudia en tres estratos o momentos lógicos: mecánico, físico y orgánico. El Espíritu es analizado como Espíritu Subjetivo, Objetivo y Absoluto. A su vez el Espíritu Subjetivo se subdivide en Antropología, Fenomenologia y Psicología. El Espíritu Objetivo en Derecho, Moralidad y Eticidad (Sittlichkeit). La Eticidad en Familia, Sociedad Civil y Estado. El Estado mismo aparece en la Historia como Estado oriental (solo uno es libre: el déspota), Ciudad-Estado griega (algunos son libres) y Estado democrático moderno (todos son libres). Por último, el Espíritu Absoluto se subdivide en Arte, Religión y Filosofía. Cada una de ellas se subdivide a su vez en tres, etc.

Se dice que, aunque el hilemorfismo Aristotélico mantuvo la coherencia y amplitud de su visión filosófica sistemática de la realidad durante siglos, muchos aspectos particulares de sus concepciones éticas, políticas o lógicas pronto comenzaron a ser superadas en la filosofía helenística, viendo Marx en ellas y no en la filosofía aristotélica, en sus estudios doctorales, los gérmenes del mundo moderno con su humanismo, que procede de los estoicos, etc. De un modo semejante se podría decir de Hegel que seguramente lo que permanecerá por mucho tiempo en el futuro es su modo dialéctico sistemático de considerar la realidad como u proceso, como un devenir que se está haciendo espoleada por sus contradicciones internas. Lo que hay de superable en su filosofía, como su Idealismo, ya hace tiempo que empezó a ser superado por sus críticos más eminentes como el viejo Schelling, Schopenhauer o Marx mismo.


Manuel F. Lorenzo

4 comentarios: